Al mal tiempo, buen abrigo: así es la ropa ideal de caza para el frío extremo

27/10/2023
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Con frecuencia, la previsión meteorológica entra en conflicto con los planes del cazador, sin importar la temporada del año o el valor de los trofeos en juego. Pero este hándicap no disuade a los usuarios más experimentados, que visten ropa de caza para frío extremo, compuesta por prendas térmicas y tejidos impermeables que brindan una protección eficaz contra los vientos helados y las temperaturas bajo cero.

Congelación, hipotermia, neumonía, etcétera: hace falta algo más que «buena cara» para resistir el mal tiempo, contradiciendo por una vez al refranero. Las jornadas de caza en regiones y climas de montaña pueden suponer un desafío físico, sobre todo cuando el practicante se ve obligado a permanecer en posiciones estáticas, aguardando a la presa. Por fortuna, disfrutar de la cinegética a pesar de la meteorología es posible —y sin poner en riesgo la propia salud— gracias a la utilización de prendas y accesorios específicos. ¿Todavía no los conoces?

Uso de prendas térmicas para combatir el enfriamiento por viento

Que las mejores marcas de ropa de caza utilicen hoy tejidos térmicos no es casual. Estos textiles, que engloban materiales sintéticos tan diversos como la poliamida, el poliéster o el propileno, permiten combatir el enfriamiento causado por una combinación de viento, frío y sequedad ambiental. En otras palabras, la sensación térmica o wind chill.

Sin ropa para cazar en frío extremo, la pérdida calórica de un cuerpo expuesto a bajas temperaturas se acelera de forma crítica, comprometiendo la salud del cazador. Esta amenaza puede anularse con el uso estratégico de varias capas de ropa térmica, cada una de las cuales cumple una función determinada.

Así, las prendas en contacto con la piel conforman la primera capa. Su cometido es limitar la acumulación de humedad en forma de sudor a través de una transpiración correcta. Y es que mantener la piel seca mejora la regulación de la temperatura corporal. A este grupo de prendas pertenecen los calcetines o los pijamas interiores, entre otros.

Pero esta capa no es suficiente para mantenerse seco y caliente, pues la transpirabilidad es única característica. Son necesarias una segunda y tercera capa destinadas a maximizar el calor corporal y brindar protección frente a los efectos del clima (nieve, lluvia, etcétera). La opción más utilizada es la camiseta de manga larga con relleno sintético o forro polar.

También es importante preservar del frío las manos y el cuello, susceptibles de quedar desprotegidas como consecuencia de la movilidad corporal. Estas zonas, consideradas críticas para la conservación de la temperatura corporal, pueden salvaguardarse con el uso de bragas, bufadas y guantes de caza para frío extremo.

Determinados accesorios y complementos pueden contribuir a este objetivo, como las mejores botas para frío extremo o los gorros tipo beanie de forro polar. A fin de cuentas, casi el 10% del calor físico se pierde por la cabeza, según una investigación de la Universidad de Indiana, Estados Unidos.

Preferencia por tejidos impermeables y resistentes para mantenerse seco

Por más que la caza sea una actividad recreativa, mantenerse seco y caliente durante su desarrollo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. A temperaturas bajo cero, un fallo en el sistema de capas es fatal. Por ejemplo, si una de las prendas se humedece por la sudoración o las filtraciones externas, el cuerpo comenzará a perder calor con rapidez. La mejor forma de evitar esta situación es disponer de un equipamiento adecuado, con un pantalón de caza para frío extremo y otras prendas de calidad.

La capa externa, en particular, desempeña un rol vital en la sequedad de la indumentaria y el mantenimiento del confort térmico. Las chaquetas y abrigos con membranas impermeables permiten hacer frente a la lluvia y el viento, al tiempo que liberan la humedad proveniente de las capas interiores.

Por otra parte, las prendas en contacto con el exterior deben ser resistentes. De lo contrario, las rozaduras y cortes (por ejemplo, con el roce de las ramas) generarían fisuras y brechas que romperían la estanqueidad de la ropa y convertirían a su portador en un ‘blanco’ fácil de la humedad y el frío.

Respecto al calzado, se recomienda el uso de botas de caza para frío extremo, fabricadas en tejidos con cualidades impermeables y transpirables. Subestimar su importancia puede salir caro, pues aumentaría el riesgo de sufrir caídas y torceduras en superficies mojadas o heladas.