Perros de caza mayor: 5 razas extraordinarias que debes conocer mejor
La caza mayor con perros es para muchos la máxima expresión del arte cinegético y una oportunidad para experimentar emociones y sensaciones únicas. Especies como el ciervo, el corzo, el muflón, el venado o el jabalí son trofeos soñados para cualquier cazador, pero también presas que pueden superar los 200 kilogramos de peso y ocasionar daños críticos con colmillos afilados como cuchillas.
La peligrosidad es inherente a la caza mayor, y este es un factor que condiciona la selección de razas de perros para la caza mayor. El podenco andaluz, el brazo alemán, el dogo argentino o el alano español son idóneos por cualidades como la vocación cazadora, el olfato, la robustez, la bravura, la potencia de la mordida o la dicha, es decir, el ladrido del perro en su persecución de la presa, indispensable para que otros ‘compañeros’ acudan a la llamada y desarrollen una labor perfectamente coordinada.
Sin embargo, no existe la raza infalible para la modalidad de caza mayor. Interesan los canes que reúnan las características mencionadas, pero la orografía y la caza dominante en un territorio son condicionantes que escapan a las aptitudes intrínsecas del perro. Con todo, el siguiente listado contiene cinco de las razas más válidas para integrar en una jauría de perros para caza mayor.
¿Cuáles son las mejores razas de perro para la caza mayor?
Podenco andaluz
Por familiar que nos resulte su porte grácil y vivaz, el podenco andaluz no es oriundo de la Península, sino de Oriente Medio, remontándose al tiempo anterior a las primeras dinastías de Egipto. Su antigüedad no le impide tener una vigencia absoluta en nuestras rehalas de montería, conformando de hecho el núcleo de las más utilizadas en Andalucía, Extremadura y otras CC.AA.
El podenco andaluz cautiva por su lealtad, olfato y velocidad extraordinarias. Mención especial merece los podencos gallego e ibicenco, dos razas emparentadas, particularmente aptas para la captura de conejos, liebres y zorros. Cualquiera de estos canes puede incorporarse sin temor a rehalas de perros de caza mayor, con resultado siempre satisfactorio.
Alano español
El también denominado ‘alano montero’ y ‘lebrel de presa’ es uno de los perros de caza mayor más apreciados por cazadores de medio mundo. Su popularidad reside en su influencia decisiva en los agarres y en la inmovilización de mamíferos pesados. Y es que la caza del jabalí entraña mayores riesgos que otras presas de similar tamaño, y son muchos los canes que salen perjudicados de una batida. Por esta razón, el alano puede ser un ‘seguro de vida’ para el resto de miembros de la rehala.
Por su fuerza y contundencia, el alano español presta una ayuda clave al resto de la jauría, conteniendo las embestidas y ataques de presas que, como el jabalí, pueden superar los cien kilogramos de peso. Esta raza es originaria de la península Ibérica y está presente en el arte pictórico español desde hace siglos, como demuestra el alano visible en La caza del jabalí de Felipe IV de Diego Velázquez.
Braco alemán
El braco alemán fue introducido desde tierras germánicas hacia el siglo XIX y destaca por su elegancia, resistencia, gran inteligencia y olfato fuera de lo común, sin mencionar el valor que muestra al enfrentar las bestias más feroces. Este perro de caza para jabalí y otras presas afines ocupa un lugar especial para muchos cazadores por los vínculos y afectos que establecen con sus respectivos dueños.
Dogo argentino
Otra de las mejores razas de perros para cazar jabalí y otras presas de envergadura es el dogo argentino. Sus cualidades morfológicas sorprende por la blancura del pelaje, el porte atlético y musculoso y una alzada idónea para el enfrentamiento contra grandes mamíferos. Como otras razas, posee ciertas carencias, pero las compensa con una mordida difícil de igualar, que alcanza las 500 libras por pulgada cuadrada, casi la mitad de la fuerza de mordedura del tigre siberiano.
Sabueso español
A diferencia de los anteriores, el sabueso español no se destaca por una gran robustez, pero sí por su resistencia, bravura y espíritu trabajador. Esta raza canina, originaria del norte de la Península, es apta para el rastreo y captura de corzos, ciervos, zorros, jabalíes e incluso osos. Pese a que se la conoce desde el siglo XV, su número descendió a niveles críticos durante la Guerra Civil, y durante la segunda mitad del siglo pasado cuando el sabueso español vivió un resurgimiento, afortunado para todos los amantes del arte cinegético.